Coge un puñado de hojas frescas de menta para aprovechar todas sus propiedades al 100% y un aceite natural, como por ejemplo el aceite de almendras o el aceite de germen de trigo.
Por ultimo, requerirás también de un frasco de vidrio oscuro en el que puedas conservar el aceite esencial. Lava las hojas de menta con agua fría y retira el exceso de agua colocándolas sobre una servilleta de papel absorbente. Luego, introdúcelas en un mortero y machácalas bien para que empiecen a liberar toda su esencia. Introduce las hojas de menta machácalas y junta su aceite en una taza pequeña.
Vierte en él el aceite natural que hayas elegido, ya sea de almendras o el de germen de trigo. Ponlo a fuego lento y deja que repose durante tres o cuatro horas para que los ingredientes se mezclen y se integren por completo entre sí.
Cuando el aceite esté listo, retíralo del fuego y cuélalo con un paño de algodón o gasa. Es importante que el frasco de vidrio quede completamente cerrado y se ubique en un lugar freso y libre de humedades, solo así el aceite esencial de menta se mantendrá en buenas condiciones para ser usado en mas ocasiones.
Ingredientes:
- Hojas frescas de menta
- Aceite de almendras
- Frasco de vidrio oscuro
- Colador de tela o paño de algodón