Es sabido por quienes estudiamos y practicamos la aromaterapia, que distintos constituyentes en algunos aceites esenciales han probado ser efectivos antibacteriales y antivirales. Pero esta afirmación tiene muchos aspectos a tomar en cuenta ya que no hay estudios científicos que avalen que un aceite esencial en particular es efectivo para todas y cada una de las bacterias y virus que existen.
Lo que sabemos a través de quienes han realizado estudios científicos in vitro -la mayoría- y algunos in vivo, es que ciertos aceites esenciales pueden ser auxiliares para eliminar bacterias o para inactivar virus. Nuestro interés en este momento debido a la situación mundial que vivimos por la pandemia del SARS-CoV-2 (Covid-19) es el efecto de los aceites esenciales en los virus específicamente.
Empezaré por definir la diferencia entre las palabras “virucida” y “antiviral” ya que un aceite esencial puede servir como virucida, pero no como antiviral y viceversa, así que:
Virucida: Sustancia o fármaco capaz de destruir o inactivar los virus.
Antiviral: Sustancia o medicamento que se utiliza en el tratamiento de las infecciones ocasionadas por virus.
Un virucida elimina por completo los virus y un antiviral inhibe la proliferación del virus para que no cause más daño, pero no lo destruye. Teniendo clara la diferencia entre los dos términos, podemos decir por ejemplo que el aceite de Árbol de Té (Melaleuca alternifolia) es un antiviral que funciona para ciertas cepas del virus de la influenza como el H1N1, pero no inhibe la proliferación de otros virus como el de polio y otras enfermedades respiratorias (Garozzo et al 2009).
Mucha de la investigación formal que existe en torno a las propiedades antivirales de los aceites esenciales, tiene que ver con enfermedades de la piel, aunque sí existen, son pocos los estudios formales que comprueben la eficacia antiviral en enfermedades respiratorias.
No debemos de confundir el efecto terapéutico de los aceites esenciales con sus propiedades antivirales. Una cosa es utilizarlos para tratar los síntomas de una bronquitis o neumonía y otra muy distinta es utilizarlos para combatir el virus que provocó los síntomas.
El único estudio que existe para probar el efecto de aceites esenciales sobre el SARS-CoV (epidemia 2002/2003) fue realizado in vitro en 2008 (Loizzo et al 2008) y se encontró solamente un aceite esencial efectivo: aceite de Bayas de Laurel (Laurus nobilis) que NO debe de confundirse con el aceite esencial de Hojas de Laurel que proviene de la misma planta y tiene propiedades distintas.
Sin embargo, el aceite esencial de bayas de laurel es una sustancia sumamente tóxica para la piel, al grado que está prohibido su uso en países como EU y Canadá.