Contribución de Brooke Perkins
El yoga es una práctica antigua que se originó en la India hace miles de años. Se cree que el significado original de la palabra yoga es “unidad”, que es clave para el objetivo general de la práctica: empujar la conciencia hacia la trascendencia. Desde el principio, el yoga ha evolucionado y cambiado de muchas maneras y, a lo largo de los años, la investigación ha reafirmado que esta práctica no solo proporciona bienestar físico, sino también emocional.
El yoga ha demostrado ser beneficioso debido a sus tres componentes principales: asanas (posturas físicas), pranayama (técnica de respiración) y meditación. A menudo cuando hacemos ejercicio nos olvidamos de incorporar estos componentes. Por ejemplo, aunque respiramos constantemente, no es necesariamente algo en lo que estemos pensando conscientemente. En el yoga la respiración es la vida de la práctica; cada movimiento está asociado con una profunda inhalación o exhalación. Se ha encontrado que este estado de respiración activa es altamente beneficioso, especialmente cuando se trata de nuestra actividad de ondas cerebrales.
La investigación moderna ha demostrado que el yoga puede ayudarnos a manejar el estrés, pero ¿por qué es eso exactamente? Los estudios han demostrado que el yoga tiene la capacidad de disminuir el cortisol salival, que es una hormona del estrés conocida. Estudios adicionales también han encontrado que el entrenamiento de relajación basado en yoga puede ayudar a estabilizar la función del sistema nervioso autónomo, el sistema que controla la respiración, los latidos del corazón y los procesos digestivos. El yoga también juega un papel importante en la disminución de la frecuencia cardíaca. Un estudio demostró que no solo la respiración es beneficiosa para la actividad general de las ondas cerebrales, sino que también lo es la meditación y las posturas basadas en la postura. Estas prácticas de yoga se han encontrado para estimular la amígdala y la corteza frontal, que albergan nuestra memoria y reacciones emocionales. Como puedes ver, todos estos beneficios pueden tener un efecto positivo en nuestro bienestar.
Ahora que hemos aprendido algo de la ciencia detrás del yoga, es hora de entender cómo los aceites esenciales pueden relacionarse con esta antigua práctica. Al igual que el yoga, el uso de aceites esenciales tiene como objetivo apoyar el bienestar del cuerpo, la mente y el espíritu. Hay varios trabajos que hablan sobre el apoyo que brindan los aceites esenciales para ayudar a promover sentimientos de tranquilidad y proporcionar una sensación general de bienestar, al tiempo que pueden ayudar a mantener la concentración. Por último, otros trabajos sugieren que los aceites esenciales pueden ayudar a promover una respiración más clara y despejada.
Como puedes ver el yoga y los aceites esenciales van de la mano y pueden ayudarte a mejorar tu práctica actual. Entonces, ya seas un yogui nuevo o experimentado, todos pueden beneficiarse del uso de aceites esenciales durante su práctica.
Aquí hay algunos consejos sobre aceites para incluir en tu práctica:
- Aplica OnTask® al comienzo de la clase para ayudar a establecer tu enfoque.
- Frota una gota de doTERRA Easy Air® en tu pecho.
- Para una práctica más vigorizante, difunde Naranja Silvestre y Menta.
- Difunde doTERRA Serenity® para una práctica más calmante.
- Aplica una gota de Incienso o Sándalo en tus sienes durante la meditación para ayudarte a relajar.
- Aplica doTERRA Balance® en la parte posterior de tu cuello durante Savasana para ayudar con la relajación.
- Usa la colección Yoga Collection en tu difusor mientras practicas Yoga