Los aceites esenciales puros se extraen de las plantas, normalmente mediante un proceso de destilación.
Estos aceites contienen diferentes porcentajes de ácidos grasos esenciales, vitaminas, minerales y principios activos. Son muy concentrados y muchos de ellos suelen utilizarse diluidos en otros aceites vegetales.
Cada aceite esencial tiene sus propiedades y características específicas; en general todos nutren, regeneran, reparan, revitalizan y favorecen la hidratación ya que ayudan a retener la humedad de la piel. El potencial de los aceites esenciales está directamente relacionado con la fitoterapia y las propiedades de las plantas medicinales.
La Aromaterapia es la terapia que utiliza estos aceites esenciales con fines curativos. Por una parte, a través del olfato por sus sustancias volátiles y por otra, a través de la piel por su capacidad de absorción que permite que los componentes activos penetren directamente en el organismo, ayudando por tanto en dolencias física como psíquicas.
El uso de estos aceites a nivel terapéutico y cosmético es ya antiguo, se sabe que los egipcios ya elaboraban ungüentos a base de aceites extraídos de plantas. Hipócrates, considerado como el padre de la medicina, prescribía ungüentos y vapores perfumados a sus pacientes.
«Los aceites vegetales puros constituyen una alternativa extraordinaria a la cosmética de cremas y lociones típica en nuestros días. De hecho, existen aceites para cada tipo de piel, (en general todos resultan geniales para pieles delicadas); también resultan mucho más baratos y muchas veces mucho más eficaces que la mayoría de los cosméticos.»
Además se ha descubierto que los aceites esenciales tienen la frecuencia más alta que cualquier sustancia natural conocida por el hombre, por lo que nos ayudan a mantenernos en una frecuencia de salud óptima.