En la meseta de Viphya, al norte de Malaui, se plantan cada año alrededor de unos 600.000 eucaliptos citriodor (Corymbia citriodora). La empresa Kawandama Hills Plantations (KHP) extrae sus aceites esenciales para su uso contra las enfermedades tropicales o en las industrias de la cosmética y de la perfumería. Ante la crisis sanitaria actual, la empresa ha diversificado su negocio para ofrecer una solución local ante el devenir de la pandemia: de los repelentes naturales de insectos a los geles hidroalcohólicos.
KHP ha desarrollado Virisafe, un gel hidroalcohólico natural a partir del citriodiol, un compuesto encontrado en los aceites esenciales de estos también llamados eucaliptos limón. Posteriormente se destila y se refina en el Reino Unido para obtener el p-Mentano 3,8 diol (PMD). Este ingrediente activo natural resulta ser una nueva esperanza anti covid-19, según las últimas indagaciones del Laboratorio de Ciencia y Tecnología del Departamento de Defensa británico (DSTL en sus siglas en inglés). El estudio, que tenía como objetivo determinar el nivel de actividad antiviral de un aerosol anti mosquitos contra el SARS-CoV-2, ha demostrado que el citriodiol produce “cierta pérdida del virus”, aunque todavía no ha sido sometido a un arbitraje de los expertos. También queda por demostrar si su efectividad es permanente.
De todos modos, esta materia prima malauí alienta a la DSTL en su trabajo por amainar la pandemia y espera que “los resultados de este examen sean un trampolín para que otras organizaciones amplíen y desarrollen la investigación”. “Gracias a nuestras pruebas internas sabíamos desde hace tiempo que el p-Mentano 3,8 diol tiene propiedades antibacterianas”, apunta la fundadora y gerente de KHP, Tanya Clarke.
De los aceites esenciales del eucalipto citriodora se obtiene un ingrediente natural activo con propiedades antibacterianas
Virisafe llegó a las tiendas el pasado mes de julio tras la aprobación del Ministerio de Salud malauí. Con un olor mentolado y con una acción refrigerante, este gel tiene una base de alcohol entre el 65 y el 75%, por encima del estándar internacional del 60% para productos desinfectantes. Pero la investigación se remonta a 2004, cuando su PDM fue testado al desatarse el brote del virus SARS-CoV. Entonces, Clarke y su equipo ya detectaron que este compuesto atacaba a la envoltura lipídica de ciertos virus. “Estos incluyen a la familia de los coronavirus”. El producto no se comercializó en aquella ocasión. “Todavía no teníamos ni la empresa montada”, dice Clarke, que creó KHP en 2009.
Diez años más tarde, con la expansión mundial de la covid-19 surgió la “oportunidad de ayudar, especialmente en el continente africano”. Los nuevos test apuntaban la eficacia del citriodiol contra el SARS-CoV-2 y llegó la hora de desempeñar “una función importante” desde Malaui. Al negocio tradicional se le ha unido la producción de un gel hidroalcohólico así como de unos sprays para las mascarillas y de otros productos de limpieza domésticos que ayudan a evitar la propagación del virus.
Y han recibido “buenas noticias” desde el laboratorio. Según KHP, los últimos ensayos han demostrado que la protección del gel se prolonga durante más de cuatro horas. Clarke remarca que uno de los inconvenientes de los higienizantes de manos es su falta de efecto duradero, por lo que “la infección se puede producir inmediatamente”. Desde KHP reconocen la dificultad de hacerse un hueco en el mercado local “inundado de geles desde los primeros meses de la pandemia”. “Son opciones principalmente alcohólicas, químicas y que huelen muy fuerte y son desagradables”. Proponen su alternativa: “Duradera, natural y no tóxica. Y hecha en Malaui”.
Una solución local
La proximidad y el talento autóctono son factores diferenciadores para que los malauíes opten por este producto, pero la competencia con otras marcas importadas es ardua. En la actualidad, un bote de Virisafe con tapa abatible de 100 mililitros cuesta 1.500 kwachas malauíes, poco menos de dos euros. Sin embargo, existe un gran sector de la población que no puede permitirse gastar ese dinero. La reducción del precio es una de las tareas para KHP porque, a pesar de lo letal de la pandemia, “en Malaui, y en África en general, estamos acostumbrados a las enfermedades tropicales por lo que la utilización de los geles suele provocar una respuesta variada”.
KHP busca el apoyo de las autoridades para que respalden iniciativas locales. “Es interesante ver cómo el Gobierno ha impulsado incentivos financieros para productos importados, pero no se les ofrece a los fabricantes de aquí. Incluso están libres de impuestos, por lo que nos resulta difícil competir”, se queja Clarke. En casa de herrero, cuchillo de palo.
Mientras se mantienen “intensas y acaloradas negociaciones” con el Gobierno malauí, Clarke quiere exportar su producto al resto del continente. De momento, Europa queda exenta debido a la regulación EN14476 que indica que para comercializar un producto viricida debe alcanzar un 99,9% de efectividad. “Es poco realista, ya que solo es alcanzable a través de la utilización de químicos. La pregunta es cómo se consigue ese porcentaje”, se pregunta Clarke. “Virisafe cuenta con un 90% de efectividad antivirus y es natural”.
Los aceites esenciales de los miles de eucaliptos citriodora de la reserva forestal de Viphya son un incentivo para el impulso de la industria y de la innovación en Malaui. A través de este modelo de negocio sostenible y respetuoso con el medio ambiente, esta especie arbórea ha abierto la posibilidad de luchar contra la covid-19 con recursos naturales y autóctonos. Pero Clarke mira al futuro: “Estamos intentando llevar Virisafe más allá de una cuestión relacionada con la covid-19”.
Así, KHP ya se plantea la contratación de un mayor número de trabajadores locales para afianzar el producto en el mercado local y surtir la creciente demanda. “Lo más importante es vender un producto hecho en Malaui”, reitera Clarke. “Somos el primer gel con citriodiol en el mundo. Si esto progresa, el PMD será creado sintéticamente, ya que es más barato para grandes cantidades. Pero Malaui habrá sido el primer país en hacerlo. Y lo podrá reclamar con orgullo”.