La mayoría se han producido por ingestas accidentales, aunque en algunos casos se consumen deliberadamente, en busca de supuestas y peligrosas propiedades curativas.
En plena época de búsqueda de regalos de Navidad, puede que más de una persona haya optado por adquirir un difusor de aceites esenciales. La mayoría son bonitos, por lo que pueden usarse a nivel decorativo, y ayudan a dar a cualquier estancia un aroma agradable. Además, hay quien va más allá de la simple ambientación y se empapa en las supuestas propiedades de cada aroma para despertar diferentes sensaciones en nuestro ánimo.
Los efectos de la aromaterapia para el sistema nervioso son más que discutibles; pero, por lo general, no tienen por qué generar ningún daño. No obstante, sí que es importante tener cuidado con el uso de otros formatos de los aceites esenciales. Por ejemplo, se han reportado numerosos casos de perjuicios de su mal uso a nivel tópico, sobre la piel, y, por supuesto, de su consumo oral. Estas sustancias nunca deben ser ingeridas, pues pueden causar envenenamientos graves. Sin embargo, hay curanderos y pseudoterapeutas que recomiendan su administración de este modo, para paliar todo tipo de dolencias. Por todo esto, no son extraños los resultados del estudio publicado recientemente en Medical Journal of Australia por científicos del Centro de Información sobre Venenos de Nueva Gales del Sur (NSWPIC), quienes concluyen que los ingresos por intoxicación con este tipo de sustancias han aumentado notablemente en los últimos años y que las recomendaciones de uso inadecuadas tienen buena parte de culpa.
El desglose de los datos analizados muestra que el 80% de estas intoxicaciones se debieron a una ingesta accidental, pero que el 13% se debió a un error terapéutico y el 2’4% a un consumo deliberado. Este puede parecer un porcentaje bajo, pero se corresponde con un total de 105 personas, que pensaron que tomar un aceite esencial resultaría beneficioso para su salud y, además, no entrañaría ningún posible riesgo adverso.
Además de todo esto, es importante remarcar que estas sustancias pueden suponer perjuicios también bajo otras formas de administración, como la tópica.
Según las conclusiones de dichos científicos, esto se debió a que ambos aceites tenían actividad estrogénica y antiandrogénica, lo cual quiere decir que refuerzan los efectos de las hormonas mayoritariamente femeninas e inhiben los de las masculinas. Afortunadamente, en los casos reportados en este estudio los efectos se revirtieron una vez que cesó la administración de los aceites, pero sirvieron como aviso de los peligros de excederse en su uso.
Cuidado con los niños
En definitiva, cualquier aceite esencial o producto que lo incluya puede suponer un riesgo si no se usa correctamente. Por eso, los autores de este estudio australiano han advertido que los envases deberían incluir cierres a prueba de niños, para evitar ingestiones accidentales.