La nueva tendencia de poner aceites esenciales en mascarillas faciales de tela ha vuelto a poner sobre la palestra la eficacia y seguridad de estos productos ‘naturales’ usados como terapia de bienestar, planteando dudas sobre sus posibles efectos adversos.
A menudo se asume que “natural” significa seguro, pero hay muchos compuestos naturales y químicos que no son seguros (el mercurio como ejemplo) y muchas sustancias “buenas” que no han mostrado ningún beneficio en estudios de investigación. Por ejemplo, la equinácea no es tan eficaz como mucha gente piensa.
Este concepto también se aplica a los aceites esenciales que son ampliamente utilizados en perfumería y cosmética, en la industria farmacéutica y en la industria de la alimentación, licorería y confitería, donde se se suelen utilizar como aromatizantes.
Palabras y frases como “totalmente natural” y “terapéutico” facilitan la atracción hacia los aceites con ricos aromas, y también suelen llevar la etiqueta de “ecológico” y “vegano”. Una jugada maestra de marketing (los productos que se comercian así generan miles de millones de euros en ventas al año) que no hace más que jugar con la salud.
Qué puede pasar al inhalarlos
El que los aceites esenciales lleven siglos usándose puede ser un factor alentador. Sin embargo, pueden tener parámetros variables que alteren significativamente su perfil químico y, por lo tanto, aumentar el riesgo de toxicidad. De hecho, algunos de estos aceites pueden ser perjudiciales debido a su absorción transdérmica o a su inhalación.
Hay pocos trabajos toxicológicos clínicos fiables en este campo, tal y como apunta la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en esta Guía sobre Aceites Esenciales, “las publicaciones científicas disponibles son, a menudo, limitadas y solo describen la toxicología de algún o algunos de los constituyentes puros presentes en un aceite esencial. Además, no describen específicamente el uso de estos aceites esenciales en productos cosméticos”.
Por otro lado, existe la creencia de que los aceites esenciales generalmente se usan en forma diluida en productos cosméticos, pero no siempre es el caso. Cuanto contienen altas concentraciones y se utilizan mal, por ejemplo en quemadores de incienso y en algunos procesos de aromaterapia, los efectos de estos productos pueden ser nocivos e irritantes, especialmente en personas sensibles y niños.
También pueden causar otros síntomas más comunes como vómitos, depresión o excitación del sistema nervioso central, e incluso neumonitis o inflamación pulmonar por aspiración.
Así lo probó un estudio publicado en el Medical Journal of Australia con datos procedentes del Centro de Información sobre Venenos de Nueva Gales del Sur (NSWPIC en sus siglas inglesas), que atiende a la mitad de los casos sobre venenos de todo el país oceánico. Entre julio de 2014 y junio de 2018, este centro registró hasta 4.412 casos de intoxicación por aceites esenciales, y alrededor de dos terceras partes se producían en niños menores de 15 años. Además, el número de llamadas aumentó hasta un 16 por ciento entre los años 2014-2015 y 2017-2018.
Cómo afecta a las hormonas
Por otro lado, hay sospechas probadas de que algunos productos cosméticos que contienen lavanda y árbol de té (Melaleuca alternifolia) podrían alterar el sistema endocrino, cuyas glándulas producen hormonas que ayudan a regular el metabolismo, el sueño, el estado de ánimo, el apetito, la función sexual, el crecimiento, etc. Cuando las glándulas producen demasiadas o muy pocas de esas hormonas, pueden provocar síntomas que incluyen aumento de peso, cambios de humor, disminución de la líbido, trastornos del sueño, sofocos y fatiga.
Según cuenta a CNET el doctor Romy Block, endocrinólogo y cofundador de la tienda online Vous Vitamin, “los aceites esenciales pueden actuar como disruptores endocrinos, lo que significa que interfieren con la producción natural de tus hormonas”.
El vínculo fue confirmado hace años por una investigación que halló dos compuestos químicos en los aceites esenciales que imitan los estrógenos (hormonas femeninas) e inhiben la testosterona (hormona masculina). “Estos químicos pueden disminuir o aumentar los niveles hormonales normales en el cuerpo causando interrupciones del desarrollo, cambios reproductivos o incluso interferencia con el sistema inmunológico“, explica el Dr. Block.
Un estudio posterior, publicado en la revista ‘Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society’ y respaldado por la Sociedad de Endocrinología, obtuvo resultados más contundentes y demostró que el aceite de lavanda está asociado con el desarrollo temprano de los senos en las niñas. También se cree que el aceite de lavanda y árbol de té conduce a una afección llamada ginecomastia prepuberal (crecimiento anormal del tejido mamario) en los niños.
Provoca reacciones en la piel
Por otro lado, una publicación del Servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario de Navarra aseguró que algunos aceites esenciales tienen propiedades irritantes: “se han descrito diversos casos en la literatura de dermatitis alérgica de contacto al aceite de árbol de té, pero hasta hace poco ha sido infrecuente en nuestro medio. Con el aumento de popularidad de terapias alternativas y naturales hemos sido testigos de varios casos de sensibilización a este aceite esencial”.
Por su parte, la Agencia del Medicamento Europea (EMA) en un extenso documento circunscribe los casos de dermatitis alérgicas a efectos secundarios en algunas personas, y advierte sobre la ingesta pero no reconoce las aplicaciones directas y naturales de este producto como medicamento. Adicionalmente destaca que no existen estudios actualmente sobre sus efectos como disruptor que pueda provocar alteraciones estrogénicas o bien cánceres de algún tipo.
Qué debes tener en cuenta
Desde luego todavía se necesita mucha más investigación sobre el tipo, la calidad y la dosis necesaria de aceites esenciales para una mayor eficacia, pero no podemos ignorar que la importancia de estos estudios radica en que cada vez se venden más productos que contienen estos aceites como champús, geles, jabones y lociones corporales.
Algunas cosas que debes tener claras antes de usarlos:
- Un aceite esencial del que se esperan determinados resultados terapéuticos debe tener una calidad absolutamente garantizada.
- No hay que confundir los aceites esenciales con los aceites vegetales. Lee bien las etiquetas y no des por válidos todos los términos empleados en el packaging.
- La utilización directa (sin disolver) de un aceite esencial sobre el cuerpo está desaconsejada debido a las fuertes irritaciones que en la mayoría de los casos se originan.
- Por vía oral, no se deben sobrepasar las dosis indicadas (de 1 a 2 gotas, tres o cuatro veces diarias), ya que los aceites esenciales son principios activos muy concentrados.
- No es recomendable ingerir un mismo aceite esencial durante más de 3 semanas seguidas.
- La administración de aceites esenciales no se recomienda en niños menores de 6 años.
- Las esencias son muy frágiles y agentes como la humedad, la luz, el calor o el aire pueden mermar sus propiedades químicas, por lo que han de conservarse en frascos de cristal oscuros, cerrados herméticamente y en lugar fresco y seco.
En definitiva, la seguridad de cualquier aceite esencial depende en gran medida de la persona que lo usa, pero como cualquier producto vegetal, estos aceites pueden contribuir a la irritación de la piel, síntomas respiratorios e incluso síntomas relacionados con las hormonas. Habla con tu médico, tu dermatólogo y tu ginecólogo antes de usar los aceites esenciales de manera permanente.