Cuando hablamos de cuidado de la piel lo normal es que se nos vengan a la cabeza multitud de productos que incorporar a nuestro rutina de limpieza. Y es que cada vez más las empresas dedicadas a este sector proporcionan nuevos productos a sus clientes para ampliar las ventas y cubrir todas las necesidades.
Para ellos esto es algo muy positivo ya que consiguen llegar a un mayor número de personas. Pero para el consumidor a veces la búsqueda del producto perfecto llega a ser un poco tediosa. Por ello productos novedosos como laniacinamida, de la que ya hemos hablado anteriormente, ayudan a que podamos usar un solo producto para numerosas funciones.
Aún así, cuando se trata del cuidado de lapiel siempre queremos probar más y más. El último producto exitoso que hemos podido ver en numerosas revistas de moda y bienestar son los aceites esenciales. Estos son ingredientes a incorporar en nuestro día a día si buscamos nuevas propiedades beneficiosas para nuestra piel.
¿Qué son los aceites esenciales y qué tipos hay?
Los aceites esenciales son ingredientes de origen natural que existen desde hace miles de años. Antiguamente se decía que ayudaban a prevenir el envejecimiento, y se afirmaba que tenían propiedades curativas y que ayudaban a la longevidad. Estos aceites se pueden encontrar en muchos tipos, dependiendo de tus necesidades te favorecerán más unos u otros.
La textura de estos ungüentos, a diferencia de lo que pueda parecer por su nombre, no es nada aceitosa. Son sustancias balsámicas con una gran concentración de propiedades para la piel. Los aceites esenciales son extractos de plantas, flores, resinas o especias preparadas en forma líquida para ser utilizadas en nuestra rutina facial.
Algunos de los aceites esenciales más comunes en el mundo de la cosmética son el aceite esencial de árbol de té, lavanda o el sándalo. Todos ellos aporta una función específica a nuestra piel. Por ejemplo, el aceite de jojoba está indicado para pieles maduras ya que ayuda a prevenir el envejecimiento y las manchas. Por el contrario, el aceite de ricino ayuda a las pieles sensibles a evitar rojeces e irritaciones.
¿Es seguro para nuestra piel utilizar este tipo de aceites esenciales?
Esta pregunta causa bastante controversia, ya que hay personas que piensan que estos productos son muy beneficiosos para nuestra piel y otras que aseguran que si no sabemos utilizarlos adecuadamente pueden causar quemaduras y problemas cutáneos. Hay que recordar que los aceites esenciales están fabricados a partir de hojas, plantas o maderas en un grado de concentración muy alta. Por lo tanto hay que saber la necesidad concreta de tu piel si no quieres hacer más mal que bien.
Los profesionales aseguran que la cantidad correcta es buscar concentraciones diluidas del 0,5 al 1% y mezcladas con otros aceites menos reactivos para la piel. Una de las pruebas más sencillas y efectivas que podemos hacer si queremos saber la concentración de un aceite esencial, es oler el producto. Si el olor que desprende es muy fuerte seguramente estarás ante una sustancia que es peligrosa para el pH natural de tu piel.
Recuerda que mantener el rostro debidamente cuidado e hidratado no siempre implicada utilizar la mayor cantidad de productos posibles. Si no que debemos conocer nuestras necesidades y, a partir de ahí, adaptar nuestra rutina a las modas que van llegando al mercado.