Las civilizaciones antiguas, como la egipcia, descubrieron las propiedades de las plantas, tanto terapéuticas como cosméticas, y aprendieron a extraer sus esencias para aprovecharlas en diversos usos.
“Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha sentido fascinación por los aromas y hacía emplastos de plantas y los quemaba para adorar a sus dioses o rendir culto a la naturaleza, pero también los usaban como tratar enfermedades o para embellecerse”, indicó ayer la química farmacéutica Isabel Velásquez, gerente de Investigación y Desarrollo de Extract, en El Consultorio, que se transmite por www.prensalibre.com
Estas sustancias se obtienen de material vegetal como semillas, flores, cáscaras o cortezas de plantas, mediante un proceso en el que solo interviene el vapor de agua, método que no afecta sus propiedades, por lo que son puros, sin sustancias sintéticas derivadas del petróleo. Se pueden aplicar en la piel y cabello, gotas bebidas en mínimas dosis prescritas por el médico o volatilizarlas en el ambiente para aspirar sus olores, pero nunca se deben utilizar puras.
Los aromas de aceites esenciales, siempre y cuando sean puros, también ayudan a evocar emociones y a controlarlas.
Velásquez refirió que existen productos sinérgicos que contienen una mezcla de esencias para potencializar sus beneficios.
En la actualidad han resultado eficaces las cremas repelentes para evitar picaduras de insectos, añade Velásquez.
La utilización de los aceites esenciales como tratamiento médico debe ser prescrita por un especialista.
Estas sustancias están contraindicadas para embarazadas, madres que amamantan, niños menores de 1 año y pacientes hipertensos.
Si se aplican en la piel o cabello, se deben mezclar con aceites naturales como macadamia o almendra.