Cuando Kristen Fanarakis salió de un tratamiento facial en un salón que solo usa productos de origen natural en Atlanta, su rostro no tenía el resplandor fresco y brillante que había esperado.
“El rostro prácticamente se me estaba desprendiendo”, afirmó y señaló que el resultado se parecía más a lo que sucede después de un tratamiento de láser Fraxel, el cual puede dejar a los pacientes con la piel roja y descamándose durante varios días. “Parecía un poquito como Frankenstein”, comentó.
Para Fanarakis, la fundadora de 44 años de una marca de ropa, esta no era una reacción normal. Posee lo que describe como un “cutis griego firme” capaz de soportar exfoliaciones químicas y un uso considerable de retinol. Lo que, al parecer, su piel no pudo soportar fueron los aceites esenciales de papaya y calabaza que se usaron durante el tratamiento facial.
“El cuidado de la piel es una ciencia, así que es arriesgado suponer que algo ‘natural’ es mejor”, explicó. “En la naturaleza existen muchos compuestos que no son buenos para nosotros”.
Annie Gonzalez, una dermatóloga de Miami, ha visto un incremento en las reacciones a los aceites esenciales y las considera una de las causas principales de dermatitis de contacto. Gonzalez señaló que esta situación ha empeorado durante la pandemia debido a que la gente está experimentando con remedios de aceites naturales mientras está confinada en su casa.
“Es cada vez más problemática porque la gente está usando versiones sin diluir de estos aceites para elaborar su propio producto”, afirmó Gonzalez.
No obstante, los productos de laboratorio pueden ser igual de inseguros.
En febrero pasado, Gabrielle Puig, una estudiante de 21 años de la Universidad George Washington, decidió probar la mascarilla Jet Lag de Summer Fridays, una marca muy publicitada de productos para el cuidado de la piel de la influente Marianna Hewitt, para suavizar su piel reseca. Unos minutos después de la aplicación, la piel le comenzó a picar y a cosquillear de una manera que parecía que estaba teniendo el efecto contrario.
“Me la retiré de inmediato, pero ya tenía la piel más roja e irritada que nunca”, aseguró Puig. Luego de revisar la lista de ingredientes, estaba convencida de que los culpables fueron los aceites de pimienta y cítricos.