Ante todo, es importante tener claro qué consideramos como “energía” e “impulso”.
Energía es la capacidad de producir trabajo, es decir, de transformar una cosa en otra. Impulso es la fuerza que se aplica a algo para moverlo.
Por lo tanto, en la manifestación física, todo son transformaciones de la energía y constantes impulsos.
En el ámbito personal, decimos “estoy bajo de energía”, “me falta energía” o “esto tiene una energía maravillosa”, porque empleamos el término también para dar nombre a aquello que notamos, pero no percibimos con los sentidos.
El concepto, entonces, que solemos usar cuando relacionamos la energía con la salud, suele ser el de “baja energía” o “falta de energía”.
El concepto de “impulso” suele tener una connotación más psicológica, para señalar que me falta la energía necesaria para mover algo, para cambiar algo o para tomar decisiones, por ejemplo.
Dentro de la Aromaterapia, hay plantas con sus respectivos aceites esenciales, que son más propensas que otras a hacernos sentir y a subir nuestra energía y por lo tanto, ayudarnos a impulsar nuestros proyectos o simplemente nuestra actividad diaria.
A estos aceites esenciales se les suele denominar como “estimulantes”, “vigorizantes”, “energetizantes”. En la vertiente psicológica, podríamos encajar bien los denominados “antidepresivos” y “neurotónicos”, ya que la depresión, como casi todas las emociones que consideramos negativas, se traduce en estados psicofísicos de baja energía.
Son muy conocidos el romero, tomillos, oréganos, canelas, árbol del té, cardamomo y casi todas las especias y cítricos como el limón, lima o pomelo.
La lista puede ser muchísimo más larga, pero en general, serían los que la medicina aromática francesa califica como “positivantes” o ricos en moléculas aromáticas que captan electrones.
Como saben las personas y alumnos que me conocen, no soy amigo ni de listas ni de cuadrantes de propiedades, porque mi experiencia personal con la Aromaterapia me confirma que el factor personal y único es importantísimo, y que incluso en ocasiones, las propiedades de un aceite esencial teóricamente estimulante o relajante, pueden invertirse en según qué tipo de personalidades.
Por ello, prefiero siempre testar y comprobar persona a persona, qué aceite puede ser el más adecuado para ese momento vital que atraviesa, y que sea la persona quien decida y no yo.
El testaje puede hacerse de diferentes maneras (kinesiología, radiestesia, afinidad aromática,etc.) lo importante es que esta manera sea la tuya y aquella en la que te desenvuelves y manifiestas con holgura y confianza, sin caer en fantasías absurdas y espejismos delirantes y comprobando siempre que los resultados obtenidos tienen como consecuencia una mejora en el estado de la persona que viene a consultarte. Es importante tener una formación para esto.
Dado que estamos a principios de año, en pleno invierno, es importante seguir el ritmo estacional. Os dejo aquí una aplicación práctica de dos excelentes aceites esenciales para iniciar el año con la energía y el impulso necesarios que el ritmo cósmico nos marca.
1.- El limonero (Citrus limon L.) es un árbol generoso que nos obsequia con frutos solares. El aroma de la esencia del limón nos refresca y sutiliza, abre la ventana al paso de la luz después del oscuro invierno y purifica lo que toca. Según Gumbel, esta esencia estimula todos los órganos sensoriales, aumenta la conciencia de nuestro propio ser y nos permite percibir conscientemente todos los estímulos que llegan a través de los cinco sentidos. De algún modo refuerza nuestra individualidad, nos hace más activos y radiantes, fortaleciendo la personalidad y aumentando la autoconfianza.
Forma de aplicación: Purificación e impulso, olfacciones al levantarse y antes de iniciar tareas.
Optativamente, preparado en aceite de masaje, aplicar en unción en todo el cuerpo. Vigilar las posibles fotosensibilizaciones aplicando el sentido común
2.- El enebro (bayas de Juniperus communis) coincide en cuanto a su naturaleza con el limón en las virtudes purificadoras y estimulantes. Sin embargo, el enebro nos conecta más con la energía Yang del riñón y, por lo tanto, nos proporciona empuje, valor y resistencia para superar los retos y obstáculos diarios.
Forma de aplicación: Aceite de masaje aplicado en la zona de los riñones para personas con mucha presión laboral, personal o familiar.
Dos veces al día, al levantarse y al mediodía.
Puede combinarse con el uso del limón, pero sin mezclarlos, cada uno en un momento del día.
Si valoramos la importancia que tiene el que estamos iniciando un proceso (año) y que nos ponemos en sintonía con una corriente de renovación, purificación (de lo marchito) e impulso (iniciamos, eso requiere impulso), observamos que ambos aceites esenciales manifiestan los atributos que se precisan para apoyar dicho proceso.
Te invito pues, a probar cuál de ellos es el más afín a ti.
Como siempre, para cualquier duda u orientación sobre formación, estoy a tu disposición por mail enrique@institutoesb.es o bien por teléfono: (+34) 93 845 82 44 y (+34) 617 859 048
Extraído de: Enrique Sanz Bascuñana. El hombre-planta. Homo vegetabilis. Conciencia vegetal, humana y aromaterapia. 8º Congreso Internacional de Aromaterapia. México DF. Noviembre 2018