Últimamente estamos viendo en el mundo de la aromaterapia, una serie de personas y empresas que dicen que la aromaterapia es eficaz frente al cáncer.
Es decir, que según ellos, hay aceites esenciales anticancerígenos.
Hacen especial hincapié en el de incienso (Boswellia carterii- Boswellia frereana) y se basan en unos estudios in vitro (es decir, sobre placa de Petri, no “en vivo”) del efecto de algunos de los constituyentes de aceites esenciales sobre células cancerosas. Matar unas células en una placa de Petri no implica haber descubierto un tratamiento para el cáncer eficaz y seguro.
Mi admirado Robert Tisserand tiene un artículo excelente y muy completo, donde puede verse toda la información al respecto y las referencias pertinentes: http://tisserandinstitute.org/frankincense-oil-and-cancer-in-perspective/
El caso es que extrapolar los resultados de este estudio y concluir de una forma tan a la ligera que: incienso = anticancerígeno es no solo erróneo, sino tambien irresponsable, al menos desde mi punto de vista.
Creo que una persona que se enfrenta a una enfermedad de esta dimensión, lo que menos necesita es superficialidad e irresponsabilidad. Al menos yo no estoy en esa línea y entiendo que la aromaterapia de verdad, su espíritu, se alinea con el bienestar y con el cuidado de la salud ante todo, no con el uso irresponsable de las plantas y sus extractos.
Veamos porqué digo esto.
Parece cierto y demostrado, que la resina del incienso contiene ácido boswellico, un ingrediente que sí tiene propiedades anticancerígenas.
Hasta ahí estamos de acuerdo, la resina lo contiene, por lo tanto, un extracto de dicha resinacon ácido boswelico en suficiente cantidad, debería tener esos beneficios en tratamientos del cáncer.
El problema es que los aceites esenciales se extraen por destilación al arrastre de vapor de agua.
Esto tiene ventajas e inconvenientes. En este caso, el ácido boswellico tiene un peso molecular de entre 400 y 500 y las moléculas volátiles están por debajo de 300. Por eso, los aceites esenciales de incienso, prácticamente no contienen dicho ácido, como máximo se ha encontrado en torno al 3% -más bien y como máximo un 1%- mientras que otros extractos de incienso (no aceites esenciales) llegan a contener hasta un 60%.
Es con esos extractos de alto contenido con los que pueden obtenerse resultados, pero no con el aceite esencial, tal y como venden muchas empresas de forma engañosa.
Las personas que conocemos desde hace años este magnífico aceite esencial, sabemos que está lleno de sorpresas y de posibilidades.
No es un aceite cualquiera, os lo aseguro, pero no puede decirse rotundamente que sea anticancerígeno, simple y llanamente.
Eso no le quita ni sus magníficas propiedades reales ni la posiblidad de que para ciertos aspectos paliativos pueda resultar de ayuda.
Os recomiendo que leáis el artículo de Robert, en el que nos señala que por ejemplo el aceite esencial de ajo si tiene muchos más estudios y mucha más efectividad que el de incienso, y sin embargo, no existe investigación clínica.
Esto lo digo yo (no Robert) claramente, sería tremendo para ciertos intereses comerciales que con un sencillo aceite esencial de ajo se pudiese resolver un problema tan grave, así que no creo que se ahonde mucho ni en esta ni en cualquier otra planta que demuestre un efecto significativo anticancerígeno, más bien se intentará ocultar o bien desprestigiar a quien descubra algo al respecto.
Otro compuesto natural, como la curcumina de la Curcuma longa parece muy prometedor como anticancerígeno. Pero tampoco se encuentra en su aceite esencial.
Creo que está más que sabido el enorme beneficio que los cannabinoides del Cannabis sativa y Cannabis indica ofrecen en tratamientos del cáncer a los pacientes.
También del extracto de la Perilla frutescens que contiene perilla alcohol parece muy efectivo en cáncer cerebral.
El ajo anteriormente citado. Y seguramente muchas más plantas que poco a poco irán siendo descubiertas.
Según Robert Tisserand, aceites esenciales que sí pueden ser eficaces en tratamientos anticancerígenos podrían ser los de corteza de canela, lemongrass, citronela, cúrcuma, naranja, limón y bergamota.
También habla de la posibilidad de que las propiedades de protección celular de algunos aceites esenciales pudieran bloquear el efecto de la quimioterapia, al proteger a las células cancerosas. Es una posiblidad, no una certeza, pero tiene sentido.
Vemos entonces que este es un tema complejo, delicado y del que hay mucho que conocer todavía, pero que ciertos conceptos son muy claros y que no puede sostenerse científicamente cierto tipo de afirmaciones que se hacen de manera irresponsable y superficial desde los departamentos de marketing de algunas empresas con respecto al efecto anticancerígeno de los aceites esenciales.
Además, lo grave es que se generaliza “aceites esenciales”. Hay cientos, cada uno, con sus propiedades.
Necesitamos de mayor rigor y seriedad, por favor, no jueguen con la salud y la ilusión de personas con enfermedades graves si realmente no tienen la seguridad de que esos remedios son totalmente eficaces.
Concluyendo entonces: extracto de incienso no es lo mismo que aceite esencial de incienso.