Actualmente se considera que las alergias son reacciones anormales del organismo frente al contacto con sustancias externas que no se toleran adecuadamente.
Pueden ser cutáneas, alimentarias y respiratorias. También se considera que las reacciones alérgicas ponen en juego el sistema inmunológico del organismo.
Son cada vez más frecuentes en las sociedades industrializadas (¿curioso no?, en los entornos naturales son muchísimo más escasas). En la década de los 70 del siglo pasado se estimaba que aproximadamente el 5% de la población mundial de los países industrializados sufría alergias, en estos momentos se acerca al 35 %. Las estimaciones para el año 2050 están en torno al 50% de la población.
Diversas teorías intentan explicar el motivo de las alergias, con más o menos éxito, pero está claro que la contaminación ambiental y las condiciones higiénicas que favorezcan la proliferación de ácaros, aumentan mucho las posibilidades de reacciones alérgicas.
Habría que preguntarse qué sentido biológico (es decir, qué sentido tienen en la naturaleza) los ácaros.
Si buscamos información al respecto, veremos que los ácaros son arácnidos microscópicos de distintos tamaños y en gran variedad (más de 50.000 especies descritas y entre 100.000 y 500.000 especies por descubrir), considerados uno de los grupos más antiguos de animales que existen sobre el planeta.
Parece curioso entonces que uno de los más antiguos animales y precursor de la humanidad, sea el problema, ¿no os parece?. Se dice que lo que produce y desencadena las reacciones alérgicas son los excrementos y ácaros muertos… ¡Prodigioso! ¿De qué se alimentan esos ácaros que nos producen las alergias? Se alimentan de las escamas de piel muerta de los humanos. Es decir, son el vector biológico que usa la naturaleza para devolver al ciclo de la vida los desechos metabólicos que producimos, ya que nuestra piel se está regenerando constantemente y en el ciclo de la vida, todo se recicla.
Por lo tanto, si se produce una sensibilización ante estos bichitos, es porque exceden con creces la ubicación que deberían tener en nuestro habitat natural. Si exceden es porque posiblemente estamos regenerando más piel de lo que debiéramos. Si estamos regenerando más piel de la que debiéramos, es porque el organismo necesita eliminar de este modo tóxicos que no puede liberar de ninguna otra manera. La piel es uno de los emunctorios (órganos de eliminación de toxinas) más eficientes.
Es normal que en un ambiente lleno de contaminantes químicos (comida, bebida, medio ambiente, ropa, cosméticos, perfumes, productos de limpieza, vacunas, medicamentos, etc.) el organismo busque maneras de expulsar todo aquello que le perjudica.
Los procesos alérgicos no deberían considerarse en si mismos como problemas, más bien como manifestación y aviso de que estamos en un entorno muy hostil para la capacidad de limpieza y regeneración de nuestro organismo.
Se pone todo el énfasis en eliminar las fuentes de alimento de los ácaros pero ninguno, por ejemplo, en cambiar la alimentación y la ingesta de todo tipo de tóxicos y buscar formas de combatir la contaminación medioambiental eficaces.
Es mejor seguir contaminándolo todo y reportando grandes beneficios económicos y de control y dominación de las masas que cuidar el ambiente que nos alimenta a todos.
Civilizaciones anteriores a la nuestra han desaparecido por graves impactos ecológicos producidos por el crecimiento desmesurado y la falta de equilibrio natural, por ejemplo es lo que se cree que pasó con los mayas y otras avanzadas civilizaciones amerindias que desaparecieron misteriosamente a pesar de haber alcanzado niveles de desarrollo muy altos a tenor de los restos que se conservan.
No soy catastrofista, pero las señales para mi son altas y claras.
Ahora vendrá la segunda parte de este artículo, la de cómo las plantas nos pueden ayudar, pero hay que ser conscientes de que la actitud del avestruz (enterrar la cabeza bajo el suelo para no ver la realidad) no lleva muy lejos. Debemos ser más exigentes con lo que está ocurriendo y cambiar hábitos de vida y consumo, porque este tipo de sociedad no tiene un buen fin, el consumo sostenido y creciente (siempre a costa de los recursos naturales, siempre iremos a parar al mismo sitio porque todo lo material viene de ahí), es un suicidio social y cultural.
Una vez identificados los factores externos que podemos controlar (lo que comemos, bebemos y nos aplicamos) y que son básicos para poder salir de este proceso necesario para el organismo, hemos de tener en cuenta que también influyen los factores endógenos (internos) como las emociones, el funcionamiento correcto de los órganos de drenaje (emunctorios) o el buen funcionamiento del proceso digestivo (comenzando por masticar bien los alimentos, por ejemplo).
Como sabéis, los aceites esenciales en psicoaromaterapia pueden ser muy eficaces para hacernos sentir mejor en muchas facetas de nuestra compleja vida y personalidad modernas. Generalmente, las alergias aparecen o se exarceban en periodos de estrés o angustia.
Por lo tanto, aquí buscaremos un aceite esencial que nos guste mucho y que tenga propiedades relajantes y sedantes, son conocidos para ello las lavandas (Officinalis-angustifolia), los petit-grain (naranjo y mandarino), la naranja dulce, la mandarina (verde-roja), la mejorana dulce (Origanum majorana), y cualquier otro que a ti te haga relajarte y calmarte (eso es algo muy personal).
No voy a daros tratamientos por vía interna para favorecer los procesos de drenaje porque me parece una irresponsabilidad hacerlo sin conocer el tipo de aceites y calidades que puedes ingerir, en vista de cómo está el mercado en estos momentos. Puedes encontrar complementos herbodietéticos para estas funciones mucho menos arriesgados, igual que probióticos para mejorar las funciones digestivas, entendiendo que comemos sanamente, despacio, masticando y sin mezclar con líquidos la digestión.
Lo que sí puedes consumir por vía interna (todo ventajas) son aceites vegetales.
Algunos como el de comino negro o el de perilla son excelentes ayudas para controlar los brotes alérgicos y suponen un complemento alimentario óptimo para mejorar la dieta diaria.
También puedes usar hidrolatos antialergénicos como los de manzanillas (azul-alemana-romana). Estos se aplican sobre todo en alergias cutáneas. Cuidado con la ingesta de a.e. de manzanilla alemana (azul), puede incrementar los síntomas (según Dr. Pénöel).
Aceites vegetales para las alergias cutáneas tendríamos, como primera opción, el oleomacerado de caléndula y después el de hipérico.
Son aceites esenciales muy buenos para aliviar los picores: espliego, manzanilla romana, menta piperita, tanaceto…
Para alergias respiratorias, a mí me funcionan muy bien las inhalaciones de incienso (Boswellia carterii – Boswellia frereana). Las combino con masaje con el a.e. puro en el plexo solar, pecho y espalda y con inhalaciones frecuentes de un par de gotas desde las palmas de mis manos.
Y por último, recuerda que los aaee pueden producir alergias en un determinado porcentaje de población. No tiene nada que ver ni con calidad ni con naturalidad del producto, siempre hay un porcentaje de población alérgico a algo, por muy beneficioso que sea. Esto puede suceder tanto en personas muy sensibles a alguno de sus componentes, como en organismos sobresaturados de toxicidad que reaccionan violentamente ante el estímulo.
En ese caso, suspende inmediatamente las aplicaciones y si la sintomatología es muy grave (dificultades respiratorias) no lo pienses ni por un momento y dirígete al primer centro médico donde puedan tratarte adecuadamente.