Los excipientes farmacéuticos son ingredientes esenciales en la formulación de productos farmacéuticos. Aunque a menudo se les considera simplemente como rellenos, desempeñan un papel crucial al proporcionar beneficios clave, como solubilización, estabilización, mejora de la administración y conservación de la formulación.
¿Qué son los excipientes?
Los excipientes son sustancias inertes que se mezclan con los principios activos (las sustancias responsables de prevenir, tratar o curar una enfermedad) para conformar los medicamentos. Estos excipientes pueden llegar a constituir hasta el 90% de la composición total de un medicamento.
Funciones de los excipientes:
Aumentan el volumen: Dado que las cantidades de principio activo por dosis a veces son sumamente pequeñas, los excipientes aumentan el volumen de la fórmula.
Estabilidad: Aseguran la estabilidad del principio activo, actuando como conservantes o antioxidantes.
Facilitan la ingesta: Permiten “vehiculizar” el principio activo mediante funciones como lubrificación, viscosización, deshidratación, aglutinación y espesamiento.
Mejoran propiedades organolépticas: Los excipientes, como colorantes, edulcorantes y aromatizantes, mejoran el sabor, el olor y la apariencia del fármaco, facilitando su ingesta.
Biodisponibilidad: Contribuyen a mejorar la cantidad de fármaco que llega al torrente sanguíneo.
Riesgos y precauciones:
Idealmente, los excipientes deben ser inertes, sin efectos farmacológicos ni tóxicos. Sin embargo, algunos pueden causar reacciones adversas en personas sensibles.
Por ejemplo, la tartrazina (E-102), un colorante azoico empleado en jarabes, puede desencadenar broncoespasmos en niños asmáticos.
La Agencia Europea del Medicamento ha establecido un listado de excipientes de declaración obligatoria, y los fabricantes deben indicar su presencia en el etiquetado junto con advertencias.
Grupos de personas que deben tener cuidado con los excipientes:
Diabéticos: La presencia de azúcares como excipientes puede alterar el control glucémico.
Detalles sobre los aceites esenciales en la formulación de productos farmacéuticos
- Solubilización y estabilización: Los excipientes ayudan a mejorar la solubilidad de los principios activos (API) y a mantener la estabilidad de las formulaciones. Los aceites esenciales, como el linalool presente en algunas plantas, pueden ser útiles en este sentido.
- Modificación del aroma y sabor: En productos farmacéuticos como jarabes, suspensiones, elixires y pastillas, los aceites esenciales se utilizan para modificar el aroma y la percepción del sabor. Esto puede mejorar la aceptabilidad del medicamento por parte del paciente.
- Propiedades antimicrobianas y antioxidantes: Algunos aceites esenciales, como el aceite esencial de albahaca, contienen moléculas con propiedades antimicrobianas, antioxidantes y antifúngicas. Estas cualidades pueden ser beneficiosas en la formulación de productos farmacéuticos.
- Aromaterapia y bienestar: Aunque no son exclusivamente funcionales, los aceites esenciales también se utilizan en productos farmacéuticos para promover el bienestar y la relajación. La aromaterapia es un ejemplo de cómo se pueden incorporar aceites esenciales en productos de cuidado personal.
En resumen, los aceites esenciales no solo aportan fragancia, sino que también desempeñan un papel importante en la eficacia y aceptabilidad de los productos farmacéuticos.