Algunos aceites esenciales pueden ayudarnos a sentirnos mejor anímicamente y otros pueden ayudar con la salud a un nivel complementario. Por ejemplo, la sensación de entrar en un bosque o en un jardín después de una lluvia es tremendamente refrescante. Ocurre lo contrario con la sensación de estar en una sala de espera de un hospital. No hay la misma calidad en el ambiente y el olor que percibimos nos puede producir sensaciones negativas. Los aceites esenciales se pueden administrar por tres vías:
- Aceites esenciales por vía tópica: es decir, que se absorbe a través de la piel. Es la vía preferente en la aromaterapia debido a la gran absorción que presentan. En función del aceite esencial que vayamos a utilizar, tendremos que tener en cuenta si es mejor aplicarlo puro o diluido para no presentar sensibilidad en la piel.
- Aceites esenciales por vía oral: específica para tratar infecciones internas, digestivas, curas depurativas y una acción muy rápida. En este caso, esta vía de administración está contraindicada en embarazo, mujeres lactantes y niños menores de 6 años.
- Aceites esenciales por vía inhalatoria: donde hacemos especial hincapié en el uso de los difusores, para tratar patologías respiratorias y de relajación, sobre todo. La inhalación directa no está aconsejada para asmáticos.